lunes, 27 de mayo de 2013

NUESTRA PROVINCIA DE CASMA

 LA PROVINCIA DE CASMA



ORIGEN DE LA PALABRA CASMA

Si bien no se conoce exactamente el origen de la palabra Casma, existen varias hipótesis que tratan de explicarlo:
  • Se suele decir que proviene de la palabra quechua kansa, que significa algodón, ya que en esas épocas muy remotas era un cultivo que proveía de materia prima para la confección de vestimentas, debido a que abundaba en la región.
  • Se argumenta también que el nombre de esta ciudad proviene de la palabra quechua kaxsma que significa pabellón de la oreja y el valle, que está rodeado de cerros, tiene esta semejanza en su forma observándolo desde el cerro Mirador (1 396 m.s.n.m., ubicado entre Casablanca y Pampa El Rosario).
  • Su nombre tendría su origen en el runa simi casma, que en ese idioma significa desmenuzar terrones y se refiere a la principal ocupación del casmeño: la agricultura.
  • Existe una versión que le fija un origen también runa simi: cusma, que era cierta clase de camiseta: “todos andaban vestidos con camisetas de algodón y mantas largas” (Pedro Cieza de León en Crónica General del Perú, refiriéndose a los habitantes de esta zona)
  • Otra posible derivación del nombre de la ciudad sería por su clima apropiado para ayudar a curar afecciones asmáticas. En consideración a esto se puede pensar que está relacionada con la palabra asma.
CASMA, SUS ORIGENES

 El más remoto pasado de Casma permanece como gran parte de nuestra historia precolonial, sumido en la obscuridad, no obstante, bien podemos hacer alguna luz sobre sus orígenes, basándonos para ello en datos tomados de los cronistas españoles y sus modernos continuadores, buscando un derrotero entre el fárrago de leyendas y tradiciones en que está envuelto el periodo que se inicia este trabajo.
Podemos así plantearnos una interrogante: ¿Quiénes fueron los primeros habitantes de Casma?… y de allí tenemos que preguntarnos ¿Quiénes fueron los primero habitantes de la costa peruana?
Se suele decir que las primitivas culturas del litoral fueron forjadas por la raza yunga o yumca. Pero este vocablo no significa nada propiamente y es de origen runa simi, o sea aplicado por los conquistadores quechuas que destruyeron a los reinos costeños.
Pasará mucho tiempo todavía, tal creemos para que el estudioso pueda orientarse en forma definitiva sobre las positivas razas del litoral
Pero podemos aceptar que los primeros pobladores de Casma pertenecieron a esa raza de pobladores primitivos que se estableció a lo largo de la costa y que ha dejado huellas de su existencia en el litoral casmeño, tales como restos de cocina, utensilios líticos, ollas toscas y fragmentos de chozas primitivas.


CASMA PRE-INCA
Los habitantes de la primera Casma construyeron un poblado en los cerros de Sechín y Mojeque, dentro de el valle de ese nombre, alejado del sitio actual de la población, que sólo hace 192 años que allí fué trasladada.
Fue pues Casma primitiva un importante centro militar y sede de un notable núcleo cultural. El valle cruzado por innumerables canales de riego daba ocupación a las gentes que habitaban las pendientes de los cerros y en las hoyadas, utilizando la piedra, el barro y el algarrobo. 
Luego Casma se engloba en el Imperio del Gran Chimú y sobre todo hay versiones autorizadas, como la del Padre Gridilla, que dice que el valle de Casma formó parte de dicho reino que comprendía desde el valle de Paramonga (límite sur), hasta Tumbes (límite norte).
Así aparece esta Casma primera, en la constelación histórica del Gran Chimú, el imperio fundado por una segunda ola de inmigrantes centroamericanos que llegaron al litoralperuano; lo dice la bellísima leyenda que recoge don Cabello Balboa en su Miscelánea Austral, al mando de un hombre de gran talento y de gran valor llamado Naylamp.
Después en el proceso de nuestra maravillosa historia han de venir otros hombres, los kaswas, que destruyendo o dejando morir a Casma primitiva, dejarán a los habitantes del valle construir un segundo poblado en los cerros de Sechín.  


LA CONQUISTA INCAICA 


Aproximadamente en la segunda mitad del siglo XV (los Incas dominaron escasamente 60 años en la región Chimú), el poderoso emperador de los kaswas, Pachacútec, envió a su hijo el príncipe Yupanqui – como refiere Garcilazo en la conquista de los estados Yungas – al mando de treinta mil guerreros. Ante el ataque de los kaswas, unidos a los curacazgos de Pachacamac y Lunahuaná que querían vengar antiguos agravios, el Reino Chimú, que se encontraba en decadencia, sintió revivir sus glorias militares y luchó con valor y desesperación.
Tras la sangrienta batalla que se libró frente a los muros de la fortaleza de Paramonga los chimús se retiraron a la Fortaleza de Huarmey y de ahí a la de Casma.
En la fortaleza cuyas ruinas hoy llevan el nombre de Castillo de San Rafael o de las Calaveras, los chimús pelearon con tanto denuedo que de ellos dice Garcilazo:
"Resistieron muchos días la pujanza de los contrarios sin reconocerles ventajas, hicieron tan buenos hechos que ganaron honra y fama de sus propios enemigos. Esforzaron y aumentaron las esperanzas de su curaca, el Gran Chimú"
Cieza de León nos dice:
"Osaron competir con los incas; de los cuales cuentan que, más por amor y maña que tuvieron, que por rigor ni fuerza de armas, se hicieron señores de ellos"
Pero Casma también cayó ante los conquistadores que venían del ande, después de dura resistencia en Santa sobrevino la derrota final, pues “habiendo cortado los canales de riego se sometió el Rey Chimú. Santa fue el sepulcro de su libertad”.
Vencido pues, Chimú Canchu, el último gobernador del gran imperio costeño, Casma pierde para siempre, duro es constatarlo, su esplendor de otrora. Los incas, en oposición a su política con las regiones conquistadas, dejaron decaer los poblados Chimú y Casma no escapó a esta dura ley de vencedor. 
Esta segunda Casma va a llevar una vida oscura y de abandono total. La causa de esto debe buscarse en que los incas quisieron extinguir los centros de resistencia desesperada del chimú.
Casma primera debió ser arrasada por el vencedor, aunque el estudioso casmeño don Juan I. Reyna de la versión de que fue destruida por terremotos y aluviones, lo que parece tener fuerza, pues a lo largo del tiempo el valle ha sufrido innumerables desastres producidos por las crecientes del río de su nombre. Fue así conservada la fortaleza a la que nos hemos referido tantas veces al igual que la de Paramonga, para dar lugar a una guarnición militar. Como obra perdurable dejaron los incas en Casma la ruta del gran camino costeño cuya traza puede ser seguida aún. También construyeron un camino hacia el interior, que parte de Casma y pasando por Quillo y Matacoto, desemboca en el Callejón de Huaylas por el cual todavía hacen su pequeño comercio los indígenas.



CASMA EN EL PERIODO COLONIAL

Dura tarea es investigar la vida de Casma en el periodo colonial. Con todo hemos hallado datos, aislados es verdad, que nos darán una visión fragmentaria de su desarrollo lento y pobre, triste es confesarlo.
En la Crónica del Perú de Cieza, a pesar de encontrarse gran copia de datos, los primeros que se dieron por los conquistadores sobre la posición geográfica y estadísticas de la población costeña, apenas hallamos una referencia muy general en el capítulo De los más valles y pueblos que hay en el camino de los llanos hasta llegar a la ciudad de los Reyes, que puede aplicarse a Casma:
Pues todos los más destos valles están ya casi desiertos, habiendo sido en lo pasado tan poblados como muchos sabenPero a pesar de lo breve y general de la nota, bien puede inferirse que la Casma incaica – que apenas era una sombra de la población floreciente que fuera bajo el dominio Chimú – vio agregarse a su decadencia el rigor de la conquista.
Cieza tiene palabras de admonición cuando culpa a los españoles del desmedro de la región de Santa, que corresponde por tanto a Casma:
salido del gobierno yo no apruebo cosa alguna, antes lloro las extorsiones y malos tratamientos y violentas muertes que los españoles han hecho en estos indios, obradas por su crueldad; sin mirar su nobleza y la virtud tan grande de su nación.
Fray Reginaldo de Lizárraga, en su obra Descripción y población de las Indias, confirma la situación de abandono en que se encuentra Casma, y esto en la época en que gobierna el Perú el Virrey don Andrés Hurtado de Mendoza, en una nota ya más precisa:
Desde valle al de Chancay, ponen cincuenta leguas en las cuales pasamos por seis valles, todos abundantísimos, si los naturales no hubiesen faltado, que los labraban para todo género de mantenimiento, con bastante riego, de sus acequias sacadas pero ya perdidas. El primero es Casma la Baja y Casma la Alta, donde han quedado pocos indios, que apenas pueden sustentar un sacerdote
Pero para encontrar datos medianamente exactos sobre Casma colonial tenemos que recurrir a la obra del R.P. Alberto Gridilla, Ancash y sus antiguos Corregimientos.
El P.Gridilla escribe tomando datos de un recurso de la época, que los primeros encomenderos de los valles de la costa fueron: “de Santa el Capitán García Holguín; de Casma Alta, el Capitán Alonso Gutierrez; de Casma Baja, el Capitán Luis Chacón; de Guambacho, don Antonio Cuadrado; y de Moro, don Andrés Chacón”.
Casma La Alta y Casma La Baja
Todo parece indicar que durante un largo tiempo hubo dos poblados de nombre Casma hasta el año de 1751 en que Casma se ubicó definitivamente en su asiento actual.
Volvamos atrás y recordemos la Casma Incaica, abandonada y pobre. Parece, los estudios de don Juan I. Reyna lo confirman, que en un año impreciso los pobladores del valle abandonaron este poblado incaico y dejando sus casas construidas en las laderas de los cerros, construyeron una población a la que dieron el nombre de San Idelfonso de Casma Alta contando con autoridades y un cura que era el principal de la población.
Luego o después o simultáneamente se establecieron en otro poblado de nombre Casma la Baja, sin abandonar por ello el primero.
En 1593, según datos tomados del libro de la segunda visita pastoral de Santo Toribio, la Parroquia de Casma la Alta formaba parte del Corregimiento de Santa. Comprendía esta Parroquia los pueblos de Casma la Baja, Suchin (Sechín) y Quisquis (Quillo). Los tres primeros eran yungas y chaupiyunga el último.
El Prelado encontró en su visita que en Casma la Alta había 48 indios tributarios y 10 reservados, con 215 almas. En Casma la Baja, 43 tributarios y un reservado, con ciento tres almas.
Dato valiosísimo este, así podemos afirmar que en 1593, entre Casma la Alta y Casma la Baja reunían como población total trescientas dieciocho almas.
Preciso es ahora hacer un paréntesis de oscuridad en la vida de Casma y de su valle, para llegar al año de 1683, en que encontramos una interesante noticia sobre el lugar de nuestro estudio, aunque por cierto no es de progreso y bienestar sino de pillaje y latrocinio.
En el año citado, gobernando el virreinato don Melchor de Navarra y Rocafull, Duque de la Palata, el pirata flamenco, no inglés como se dice en el diccionario de Alzedo, Eduardo Davis se hizo presente en Darién (1), uniéndose allí a aventureros ingleses y franceses.
El Virrey envió una flota, “avisado de los insultos que este pirata cometía en nuestros puertos”, que combatió con la de Davis en la ensenada de Panamá logrando dispersarla. Pero una partida de estos audaces ladrones del mar se abrió camino y durante cuatro años saqueó gran parte del litoral del virreinato.
Después de saquear Saña y Santa, Eduardo Davis y sus filibusteros llegaron a Casma y procedieron a saquearla, pasando por las armas al cura don Andrés Estrada.
La causa de este hecho ignominioso, que recoge Odriozola en la Relación de las Excursiones de los Piratas que infestaron la Mar del Sur en la Epoca del Coloniaje, fue la exigencia de dinero que el pirata hiciera al cura, dinero que, según parece, había llegado a sus noticias guardaba en ingentes cantidades el religioso, lo cual, afirma la obra citada, no era verídico.
Por otra parte, parece que los habitantes del valle, por lo menos los indígenas, no eran gente muy santa, como se colige del relato recogido por el estudioso casmeño don Juan I. Reyna, en que juegan también piratas y un sacerdote. ¿Sería el cura don Andrés Estrada?
En 1681, o sea dos años antes de la incursión de Davis, llegó a la playa llamada La Catalina, un velero pirata cuya tripulación se hallaba a punto de morir de hambre y sed, dirigiéndose en busca de auxilio al pueblo. Los habitantes se constituyeron en la playa portando alimentos y bebida, no faltando la célebre chicha de yuca. Los marineros extenuados fueron pronto presa de la embriaguez y entonces sus salvadores les ataron e hicieron un ordenado saqueo del buque pirata, repartiéndose un valioso botín.
Pero al día siguiente el Cura y los Alcaldes de Vara – lo que hace suponer que los saqueadores eran indígenas – libraron a los piratas los que, extrañamente, no hicieron mayor cuestión por el robo y más bien manifestaron que correspondían al pago de los abastecimientos y siguieron su ruta. Luego el Cura y las autoridades notificaron a los ladrones para que entregaran lo robado, amenazándolos con severos castigos y penas de excomunión de no hacerlo.
Tales amenazas no bastaron para convencer a los saqueadores, los cuales con el producto de su empresa, se internaron en los montes que rodeaban los poblados.
Casma yace pues en el abandono moral y su importancia es tan nimia, que avanzando en el siglo diecisiete y primera mitad del dieciocho, bajo el periodo colonial, no vamos a encontrar referencias a ella, en lo que se refiere a documentación oficial, por lo menos.
Pero dentro del proceso que hemos venido examinando, Casma seguía desenvolviendo su vida, para hallar al fin su asiento definitivo, aquel que hasta hoy conserva. En efecto, en el año de 1751, siendo Virrey don José Antonio Manso de Velasco, Conde de Superunda, llegó al valle el Cura Bachiller don Fernando de Castro y trazó el plano de la población actual, dándole como nombre el de María Magdalena de la Casma Baja. Casma había encontrado al fin el lugar en el cual se desarrollará su existencia en lo que resta del periodo de la dominación hispana y los años que van corridos de nuestra vida independiente.
Es posible que durante algún tiempo continuara existiendo el poblado de Casma La Alta, hasta que el creciente desarrollo de la población de María Magdalena de Casma la Baja la absorbiera totalmente.




CASMA EN EL PERIODO REPUBLICANO

En el año 1,825 estando al frente del gobierno don Simón Bolívar se crea el distrito de Casma, como circunscripción de la provincia del Santa, siendo la fecha de su nacimiento como entidad política.
El 23 de marzo de 1857 siendo presidente del Perú don Ramón Castilla, Casma fue elevada a la categoría de Villa y Capital de la Provincia del Santa; en ese entonces la extensión territorial de la Provincia del Santa comprendía las actuales provincias del Santa, Casma y Huarmey.
El  11 de octubre de 1,909, segun ley 1113  se otorga el titulo de Ciudad a la Villa de Casma, esta ley fue promulgada por el presidente Augusto B. Leguía.
El 14 de abril de 1,950, el Presidente General Manuel A. Odría, promulga la Ley Nº 11326, que divide la extensa provincia del Santa en dos: La Provincia del Santa con su capital la ciudad de Chimbote, y la Provincia de Huarmey, con su capital la ciudad de Casma.
Los ciudadanos de Casma, no conformes, inician gestiones y logran la dación de la Ley Nº 12382 del 25 de julio de 1,955, que cambia de nombre a la Provincia de Huarmey por la de  Provincia de Casma, con su capital la ciudad de Casma.
Los ciudadanos de Huarmey de igual forma, continúan sus gestiones, y logran durante el gobierno del Arqto. Fernando Beláunde Terry, la promulgación de la Ley Nº 14034 del 20 de diciembre de 1, 984, que subdivide a la Provincia de Casma en dos: Provincia de Casma con su capital la ciudad de Casma, y la Provincia de Huarmey con su capital la ciudad de Huarmey.

CASMA ANTES:
 

CASMA EN LA ACTUALIDAD:






FELIZ FIESTA PATRONAL:



(Monografía de Casma, de Jaime López Raygada)

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